lunes, 3 de diciembre de 2018

Nuevas detecciones de colisiones de agujeros negros

Los agujeros negros no se aburren y parece ser que les encanta bailar y hacer ruido. Ahora que ya disponemos de aparatos para "escucharlos", no paran de sorprendernos con sus actividades. Así lo han confirmado este pasado fin de semana investigadores de los observatorios LIGO (en USA) y VIRGO (en Europa) que el sábado se reunieron en Maryland para anunciar los últimos resultados de sus observaciones. Según nos dicen, los dos detectores americanos y el europeo (cerca de Pisa) han confirmado hasta cuatro nuevas colisiones de pares de agujeros negros.

Como ya deberíamos saber todos, y si no aquí te lo contamos otra vez, los agujeros negros deforman la geometría el espacio-tiempo de una manera brutal. Cuando dos de estos monstruos astrofísicos se orbitan entre sí, esa deformación se propaga en forma de onda gravitatoria por todo el universo. Es como una danza muy ruidosa que termina en explosión cuando los dos objetos chocan. Si somos lo suficientemente inteligentes y habilidosos para percibir esa leve perturbación, entonces podremos descubrir su presencia y aprender cosas fantásticas sobre ellos. De la parte difícil de este negocio se encargan los más de 1200 investigadores que constituyen la colaboración LIGO y los más de 300 de VIRGO.

Si en las cercanías de los agujeros negros las deformaciones del espacio-tiempo son como un tsunami gigantesco, cuando nos llegan a nosotros resultan ser mucho menores que el tamaño de un núcleo atómico. ¿Qué significa eso? Pues que no es nada fácil detectarlas y sacar información de esas señales. Por eso cuatro nuevas detecciones deben ser motivo de celebración. No podemos dejar de admirar la nueva información que estas 1500 personas de LIGO y VIRGO nos traen de lo que ocurre en el universo que  nos rodea.



Los nuevos eventos detectados se conocen como GW170729, GW170809, GW170818 y GW170823, de acuerdo con las fechas en que se detectaron. El primero de ellos, la onda gravitacional (Gravitational Wave= GW, en inglés) ocurrió el 29 de 07 de 2017 por eso, en un alarde de originalidad propio de las mentes más brillantes, la han llamado GW170729. Bromas a parte, esta onda gravitacional ha batido todos los récords. Por una parte, representa el choque entre dos agujeros negros de masas considerables, dando como resultado otro agujero negro de unas 80 masas solares, el mayor observado hasta la fecha. La colisión tuvo lugar hace unos 5000 millones de años, cuando nuestro sol aún no había nacido!!! El tsunami gravitatorio producido en ese momento se ha propagada por el universo hasta alcanzar nuestros detectores el año pasado. ¿Cómo es esto posible? Pues porque la violencia de la colisión fue tal que el equivalente a la masa de 5 soles fue emitida en forma de ondas gravitacionales. Con semejante energía no es extraño que el eco de aquel suceso aún pueda percibirse con claridad.



Otro aspecto destacable sobre estas nuevas detecciones es que el evento GW170818 se pudo localizar en el cielo con "bastante precisión", ocupando un área de unos 39 grados cuadrados. Teniendo en cuenta que la luna llena ocupa unos 0.2 grados cuadrados podemos entender el por qué de las comillas en "bastante precisión". Podemos decir que los tres detectores actuales pueden hacerse una idea de por donde suenan las campanas, aunque hace falta mejorar mucho, claro. No siempre se tiene tanta suerte como el día anterior a esa observación, cuando se detectó el evento  GW170817, correspondiente a la colisión de dos estrellas de neutrones. En aquel caso se pudo ver también la luz emitida por el choque. Cuando trabajas con agujeros negros, no hay luz que se pueda observar y, por eso, el reto es mucho mayor.

Como decíamos, son grandes noticias. Los detectores funcionan bien, están mejorando su capacidad para localizar las fuentes emisoras y nos informan de que en el universo ocurren fenómenos cataclísmicos que podemos percibir con relativa claridad. Desde aquí queremos dar la enhorabuena a todas aquellas personas que hacen esto posible y, en especial, a los miembros de la Universidad de Valencia, Universidad de Barcelona, e IFAE que participan en VIRGO.


Dr. Gonzalo J. Olmo (@gonzalo_olmo) es investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Física Teórica & IFIC, centro mixto de la Universitat de Valencia y el CSIC.